En un mudo tan complejo y con tantos temas sobre la mesa, la necesidad de alcanzar equidad se vuelve cada vez más urgente. Empoderar a las niñas y a las mujeres requiere mucho más que voluntades, se requiere un cambio de mentalidad profundo y acciones contundentes que eliminen las barreras de género en todas las esferas.
El Reporte del Foro Económico Mundial (WEF) sobre la Brecha de Género revela que la paridad de género está en el centro de las actividades clave del desarrollo social y económico. De esta forma, el fortalecimiento e incremento en la participación de las mujeres en roles clave tanto en la iniciativa privada como en el servicio público requieren la inclusión y desarrollo de talento en forma equilibrada para solventar las actuales deficiencias de los sistemas educativos, de empleabilidad y desarrollo generando igualdad de oportunidades para niñas y mujeres.
Las oportunidades que ofrecen los nuevos esquemas digitales y tecnológicos pueden representar una excelente oportunidad para que la brecha de género se reduzca y ofrezca el escenario ideal para mejorar las habilidades y competencias que permitan el acceso a un mercado laboral más dinámico.
Los procesos de atracción de talento, además de fortalecer la inclusión y el respeto a la diversidad, deben garantizar acceso a igualdad salarial, ambientes laborales libres de discriminación, acoso laboral, violencia y desigualdad.
Con base en análisis hechos por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), con las condiciones actuales, el mundo tiene sólo un 57.8% de avance en condiciones de igualdad y paridad laboral. En el contexto actual, las predicciones de los organismos internacionales no son muy alentadoras, BM y FMI coinciden con WEF; alcanzar la igualdad laboral puede tomarle al mundo más de 100 años si las siguientes tendencias continúan: la mecanización y la tecnologización sustituyen a las mujeres en la mano de obra y los procesos productivos, las empresas siguen sin abrir espacios de liderazgo con igualdad de oportunidades de crecimiento ni de salario, las mujeres siguen careciendo de acceso a infraestructura adecuada de salud pública y prestaciones que aseguren su desarrollo y bienestar integral.
Acortar las brechas de la desigualdad implica esfuerzos e iniciativas globales en las que se promueva el incremento en espacios para el liderazgo de las mujeres, capacitación en emprendimiento y desarrollo de nuevas competencias.
Si bien se reconoce que globalmente han habido avances, aún hay mucho por hacer. De la mano de la igualdad debe venir la implementación de prácticas positivas con perspectiva de género que busquen desarrollar una cultura de respeto, equidad y empoderamiento para mujeres y hombres.
Es imperante ser conscientes de que, tanto en la iniciativa privada como en el sector público, las organizaciones e instituciones que fallan en el empoderamiento y el desarrollo de niñas y mujeres, están en amplia desventaja en un mundo cada vez más competido y demandante.