Hemos hablado mucho sobre la pandemia y la continuidad de negocio, sobre sus efectos en los nuevos esquemas de trabajo y de continuidad de negocio y en la forma en la que los ambientes laborales se han visto trastocados por este gran disruptor. Acompaña a la pandemia un entorno global de incertidumbre que tiene a la población mundial con grandes niveles de estrés, ansiedad y depresión. Las grandes paradojas de la vida laboral y personal hoy nos ponen frente a dilemas amplios y aunque muchas empresas han decidido abrazar las ventajas del trabajo remoto, muchas otras han optado por llamar de regreso al trabajo presencial a su fuerza laboral.
Más allá del contexto y del entorno global que vivimos y que se prevee para los próximos meses, necesitamos atender desde la empatía el sentimiento humano hacia la incertidumbre.
La realidad es que al ser humano la incertidumbre, la ambigüedad y la falta de información le prenden alertas de peligro como parte de un instinto de supervivencia que aún está arraigado y que puede mermar de forma importante la salud mental, emocional y social de la persona. Este sentimiento de incertidumbre nos hace más proclives a desarrollar enfermedades y patologías que hoy vemos con más recurrencia.
Hacer frente a la incertidumbre es más sencillo de lo que parece y puede ayudar a que se disminuyan los factores de riesgo psicosocial, mejorando así el impacto en la salud física, mental y social de cada persona en la organización.
- Incorpora la práctica del “aquí y ahora” a tus hábitos diarios, el mindfulness es una excelente herramienta para desarrollar atención plena centrados en el presente, dejando de lado la ambigüedad del pasado y el futuro. Gran aliado para calmar el sistema límbico, bajar los niveles de adrenalina y disminuir el pesimismo y la angustia.
- Ten un plan de contingencia personal, mantén al día tus redes de relacionamiento, soporte y ayuda, mantente en contacto con personas positivas que puedan fortalecer tu positivismo. Mantener un buen nivel de relacionamiento te ayudará a perder el miedo, a bajar los niveles de incertidumbre y te ayudará a desarrollar una visión positiva del presente.
- Haz conscientes tus sesgos y elimínalos. Los sesgos cognitivos nos llevan a la generación de expectativas excesivas, que generan frustración y un sentimiento de insatisfacción permanente.
- Fortalece tu tolerancia a la frustración y al riesgo. Recuerda que cada vez que sobrevivimos a una experiencia salimos fortalecidos, ganamos confianza y la habilidad para manejar riesgos.
La incertidumbre no tiene que paralizarnos, de hecho, la capacidad para manejar la ambigüedad y la incertidumbre es una gran habilidad que nos permitirá vivir los cambios con positivismo y apertura, con flexibilidad y fortaleza. Porque después de todo, lo único constante, es el cambio.